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Content curators

Escribí este artículo en 2013 como tarea del curso PLE del INTEF sobre las competencias de los llamados content curators.

Personalmente no me gusta mucho el término, pues se presta a la perversión. Supongo que se podría establecer un paralelismo con el mundo del arte, donde el curator es el comisario de la exposición, cataloga y presenta las obras. En otros ámbitos sería la persona dedicada a comisariar contenidos, esto es, a organizarlos, exponerlos y distribuirlos en la red. Un intermediario de materiales, a fin de cuentas.

Evidentemente, yo no soy un content curator. Ni falta que me hace por el momento. Conozco herramientas y servicios para ello, pero bien por falta de tiempo, de ganas o de motivación, no voy más allá de coleccionar recursos en forma de marcadores (en delicious, por ejemplo), o en tuitear cosas que me han llamado la atención. Y ahí es donde me parece que radica la diferencia. No creo que el simple hecho de recolectar y etiquetar recursos (contenidos) en la red pueda considerarse curación. El content curator debería ir más allá, realmente ejercer de filtro, y aportar su grano de arena por encima del etiquetado semántico, es decir, probar, opinar, y añadir su propia capa de información. Si esto no se produce, está más cerca de ser un content predator, pues se limita a rebotar contenidos sin más, lo cual, no siendo malo del todo, no es lo mismo.

Y esto es importante cuando la recolección de contenidos trasciende el ámbito personal, y va destinada a ser compartida con otras personas en un proyecto de trabajo, un curso, seminario, actividad formativa, …, etc, en donde realmente es importante la capa de contenido que puede añadir  el curator. Entonces cobra verdadero sentido su labor, pues está cercano al documentalista o al investigador que aporta un valor añadido al material.

En cuanto a las herramientas (qué sería un post sobre contenidos sin nombrar herramientas…), tengo cuentas en varias de las más notorias, pero me confieso inconstante y anárquico (como para casi todo).  Utilizo a menudo compulsivamente dos aplicaciones de magazine a medida como son Zite y Flipboard, pero sin apenas explotar su dimensión social, es decir, compartir artículos. Me gustaría tener tiempo para invertirlo en Pinterest o Pearltrees, más que nada por la pura recolección, y por su atractiva presentación visual. Pero no lo tengo, lo siento de veras. No me convence gran cosa Paper.li, por mucho que genere un periódico personalizado. En cuanto a Scoop.it, tengo sensaciones encontradas. Creo que es muy sencilla, social e intuitiva, pero tal parece que prima más al curator que al propio contenido, dicho esto sin menosprecio de la herramienta ni de los usuarios.

En fin, que si no me interesa mucho la curación quizá es porque la he probado poco. Probablemente debiera ahondar en ello, como parte importante de mi propio PLE, y en esto, considero positiva la reflexión. Me lo apunto como tarea pendiente.

Para terminar, traigo a colación un artículo que encontré cuando buscaba documentación para escribir el mío. Se titula ¿Por qué lo llaman content curator cuando quieren decir documentalista?, escrito por Sandra Sanz, y en el que la autora (bibliotecaria y profesora de Información y Documentación) arrima la sardina a su ascua, como hacemos todos cuando podemos o nos dejan. Una manera  mundana de hablar de amor cuando queremos decir sexo.

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